Introducción:
El apóstol Pablo habla de la reconciliación de dos pueblos, que solo fue y es posible con Cristo. Los judíos sabios, en su orgullo de ser una nación escogida por Dios de entre los demás pueblos y de gozar de sus leyes (Pacto en la circuncisión), menospreciaban y despreciaban a las naciones gentiles que eran: “Ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo” (v.12). Y por estar sumidos en sus propias sabidurías, idolatría y en la vanidad de este mundo, menospreciaban igualmente a los judíos; así, dos pueblos imposibles de juntar, enemistados. Pero en Cristo fue e hizo posible dicha reconciliación: “Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación” (v.14).
Cuerpo:
v.13-16. Aboliendo las enemistades. Cristo lo hizo posible mediante la cruz, al reconciliarnos, en primer lugar, con Dios. Todos, judíos y gentiles, estábamos enemistados con Dios, éramos, a causa del pecado, enemigos de Dios, pero ahora en Cristo: “Tenemos paz para con Dios” (Rom.5:1). En segundo lugar, vino a reconciliar dos pueblos: “Para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz” (v.15). La sangre derramada de Cristo en la cruz, es pura y poderosa, de tal manera que: “Aboliendo en su carne las enemistades” (v.15). La iglesia primitiva, que empezó a llenarse con miembros judíos, más adelante, vemos a la iglesia, congregándose, en igual número, tanto judíos como gentiles en un mismo edificio.
¿Y qué decir entre los mismos gentiles? Familias enemistades, se reconciliaban al ser impactadas sus vidas por Jesucristo, hasta el día de hoy.
v.17-20. La obra de reconciliación del Espíritu Santo. Ahora, dice el apóstol Pablo, ambos pueblos: “Tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre” (v.18). ¿Cómo opera el Espíritu Santo en la reconciliación? Tenemos el ejemplo en el apóstol Pedro y el centurión romano Cornelio: Hechos 10: Los dos guiados a reunirse a través de una visión, que es la obra del Espíritu Santo. Primero, la visión viene al centurión, en donde en visión, ve un ángel quien le ordena mandar a traer a Pedro para que recibiese el mensaje de salvación: “Él te dirá lo que es necesario que hagas” (v.6). Luego, recibe en visión Pedro, el llamado de ir a la casa del centurión (v.9-17, 19-20). Cuando llegó Pedro, fue recibido por Cornelio y: “Hablando con él, entró, y halló a muchos que se habían reunido” (v.27). Así opera el Espíritu Santo; pero muchos han fracasado y se han frustrado para lograr esto, porque no obedecen al Espíritu Santo quien nos guía a través de la palabra de Dios.
v.19-22. Sobre el fundamento de los apóstoles y profetas. La palabra de Dios es fundamental, no solamente tenemos la guianza del Espíritu Santo, sino también, como una herencia, a través de los apóstoles y profetas, nos ha sido dada la palabra, la revelación del conocimiento de Dios. A ellos les fue revelado, lo que posteriormente el apóstol Pablo llama: “Aclarar a todos cual sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios…sea dada a conocer por medio de la iglesia” (Efes.3:9-10).