UNA GRAN MISION EN MANOS MENOS INDICADAS

Efesios 3: 1-13

Introducción:

El apóstol Pablo se identifica así mismo como: “Prisionero de Cristo Jesús por vosotros los gentiles” (v.1). Nos hace pensar que la epístola fue escrita y enviada desde Roma, en donde Pablo se encontraba bajo prisión (casa por cárcel). No culpa a los gentiles de estar pasando esa situación difícil, sino que recuerda su llamamiento, que su ministerio fue dado para llevar el evangelio al mundo gentil.

A pesar de estar en prisión, en espera de un juicio del cual recibe la condena de pena de muerte.

El apóstol, en vez de ver su condicion de forma negativa, la ve como un alto privilegio, una gloria, pues estaba por la causa de Cristo. Esto revela su confianza en Dios: “Que Dios tiene el control de todas las cosas” Por lo cual pide al creyente, a la iglesia que no desmaye (v.12-13).

Cuerpo:

v.2-7. La mayordomía. Pablo expresa, que su llamamiento y como recipiente de la revelación del misterio de Dios para darlo a conocer, lo ha hecho con responsabilidad y compromiso, aún en las circunstancias adversas, como las que él pasó a causa de la predicación del evangelio y de su estado actual: “La administración de la gracia de Dios que me fue dada para vosotros” (v.2,4-7). Todo ministro, está en la obligación de desarrollar su mayordomía con responsabilidad y compromiso: “Porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta” (Heb.13:17). Pablo como apóstol, se exigía así mismo al expresar: ¡Ay de mí sino anunciara el evangelio! Porque me es impuesta necesidad” (1Cor.9:16).

v.8-11. La persona menos indicada para una gran misión. Así se expresa el apóstol, y que sin el respaldo de Dios, no hubiese podido cumplir tal misión. Aun, en su predicación, tenía eco en los lugares celestiales (v.10-11). El Señor Jesucristo dijo, que: “Los ángeles ven siempre el rostro de mi Padre” (Mat.18:10). Muchos ministros se han llenado de soberbia en sus corazones, que se han olvidado que fueron llamados, no porque Dios los necesitaba, no porque tuviesen méritos; sino que fueron llamados según la bondad y misericordia de Dios, como está escrito:

“Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios…y lo débil del mundo…y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, a fin de que nadie se jacte en su presencia. Más por él estáis en Cristo Jesús” (1Cor.1:26-31).

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