Introducción:
Dios realiza un milagro en la vida del creyente en Cristo, al darle la Salvación: El Nuevo Nacimiento (v.1).
A continuación observamos que el apóstol Juan resalta dos señales que la persona muestra al recibir el Nuevo Nacimiento:
a) El creyente que ama al prójimo, fundamentalmente a los individuos que, al igual que al creyente, le han sido perdonados sus pecados (v.2).
b) El emprender una nueva forma de vida, en la guianza, en obediencia del Espíritu Santo y de la palabra de Dios, La Sana Doctrina (v.3).
El apóstol Pablo habló del propósito de Las Escrituras, los cuales son: “Enseñar, redargüir, corregir, instruir en justicia: “A fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2Tim.3:16-17). La palabra de Dios que ofende a la mayoría: “Pero que no es gravoso para el creyente”.
Cuerpo:
La fe nos da la victoria (1Juan 5: 4)
Cuando se habla de vencer al mundo, refiere vencer al modelo que seguíamos de una vida en pecado, la cual, nos llevó a una vida fingida e hipócrita:
Amábamos las cosas que nos extraviaban y nos destruían, los placeres del mundo, los vicios y la vida vana (Sin sentido y sin propósito).
Amábamos a los demás por conveniencia (con engaño e hipocresía). Fingíamos para conseguir algo.
Pero Dios nos dio la fe para poder vencer las concupiscencias de la carne: “Y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe”. No debemos olvidar que esa fe no sale del corazón del hombre, sino que Dios en su gracia, se lo otorga a los que han de ser salvos. (Efes.2:8-9).
La fe en nuestro Señor Jesucristo (1Juan 5: 5).
La cual consiste en confiar y creer verdaderamente que él es el Cristo, es decir, el Mesías, el Salvador del mundo (v.1). Y en segundo lugar, que él es el Hijo de Dios. Esa es la roca en donde se edificaría, se edifica la iglesia (Mat.16:16 y 18).
Jesucristo es el modelo de vida a seguir, como está escrito: “El que dice que permanece en él, DEBE ANDAR COMO EL ANDUVO (1Jn.2:6). Él fue ejemplo de humildad, obediencia y sujeción.
Conclusión:
La causa de su humildad fue cumplir el propósito de Dios Padre. No fue fácil para él, por lo tanto tampoco para el creyente será fácil, pero si queremos que el propósito de Dios se cumpla en nuestras vidas, como se cumplió en Jesús y en sus siervos, el camino está marcado: “Andar como él anduvo”.