LA VERDAD DE DIOS, UNA FUERZA MAYOR QUE LA AFLICCIÓN.

Juan 16:29-33

Introducción:

La tensión del mundo con Cristo no acabó en los cristianos, sino que continuó y continuará hasta el final.

El mundo y su religión jamás se adaptará a la realidad del evangelio de nuestro Señor Jesucristo, de la Iglesia de Cristo y del cristiano: “En el mundo tendréis aflicción.”

Por eso la lucha espiritual que lleva el cristiano consigo mismo y con su prójimo, los deseos de la carne combaten contra los deseos del Espíritu e igual los deseos del Espíritu combaten contra los deseos de la carne (Gál.5:17):

a)      Una Lucha Interna. La carne siempre nos pedirá volver a la vida pasada de malas actitudes, conductas inadecuadas y vicios; pero la nueva vida en Cristo (Los deseos del Espíritu) nos muestra un camino diferente y extraño a la carne: Obediencia, Humildad  y Santificación (El rechazo a los vicios).

b)     Una lucha externa. Contra el prójimo; conductas como el chisme que se vuelve común en las congregaciones: Los celos, malicia y prejuicios que llevan a concebir en el corazón raíz de amargura de la cual dice la Biblia es pecado.

Esto sucede cuando se rebelan a la verdad de Dios, es decir, cuando es vencido por los detalles antes expuestos. Y al rebelarse contra la verdad de Dios, entonces toma una conducta contra los cristianos que permanecen en la verdad.

En conclusión, es una prueba más de que el mundo jamás se adaptará a la realidad del evangelio.

Cuerpo:

v.32. La verdad que fortaleció a Cristo. Con mucha tristeza el Señor tuvo que declarar al discipulado que la hora de la prueba había llegado y que lo dejarían solo al ser dispersados todos ellos. La vida y ministerio de Cristo fue muy agitada debido a la oposición, ataques y amenazas. Ahora se concebiría en el corazón de sus opositores la idea de matarlo. No tardarían en llegar a capturarlo y de ahí serían horas de dolor y angustia para él. No contaría con sus discípulos en esos momentos.

¿Cómo enfrentaría el Señor Jesucristo su tribulación?

Con la verdad de Dios. Después de anunciarles los sucesos que acontecerían, confesó:

“Me dejaréis solo; mas no estoy solo, porque el Padre está conmigo

Muchos, por su ignorancia, critican a los que leen las Escrituras y mayormente a los que la ponen por obra, acusándolos que son fanáticos. Pero Jesucristo, debido al conocimiento de las Escrituras, cuyo contenido son: Verdad y Promesas fieles de Dios. Las creyó y se aferró en ese momento de la prueba a ellas.

Así Cristo enfrentó su angustia y nos enseñó que: La fuerza que superaría su aflicción estaba en el conocimiento de la verdad de Dios. De acuerdo a las Escrituras, el Señor sabía la razón de su presencia en la tierra y de su ministerio. Y que su sufrimiento y su muerte no sería en vano, como está escrito:

“Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará a muchos, y llevará las iniquidades de ellos” (Is.53:11)

v.33. La verdad de Dios en el cristiano. Así como Jesús fue alentado y pudo enfrentar su gran tribulación, así el cristiano podrá enfrentar en cada momento las diferentes circunstancia adversas que atraviesa en el mundo, que como apuntamos al principio, un mundo que jamás se adaptará al evangelio de Cristo.

La palabra de Dios, y lo saben los que la leen, que el cristiano no está solo en esta lucha que libra a diario, que no está solo cuando está pasando aflicciones, pues está escrito:

“El que me ama (dice Jesús), mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él”  (Jn.14:23)

Para el cristiano, la verdad de Dios será en él una fuerza que superará cualquier aflicción, pues es una fuerza mayor que la aflicción.

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