Introducción:
Dios conoce nuestra condición humana. Como padecemos de recursos para honrarle y servirle, él nos provee lo necesario para poder crecer y vivir a plenitud la vida espiritual.
Basta, pues, que como cristianos, tomemos estos recursos; sin embargo se requiere firmeza en nuestra vocación y elección (v.10).
Nuestra fe en el Señor Jesucristo, necesita alimentarse, fortalecerse de virtudes que contribuirán a que brillemos para la gloria de Dios; pero es necesario poner de nuestra parte interés y diligencia.
La mayoría de los cristianos andan deambulando por el mundo y tropezando a causa de no poner interés en Dios ni diligencia en su vida espiritual. Por ello, Dios mismo, nos provee de estas virtudes.
Cuerpo:
v.10. Firmeza en nuestra vocación y elección. Vocación, es el llamado que recibimos de Dios, de vivir para El y su obra. La mayoría de los cristianos han olvidado el compromiso y entrega que dieron en el Bautismo en Agua, previa preparación que recibieron para que estuviesen consciente del paso de obediencia que iban a dar.
El apóstol Pablo a los romanos, da tres significados sobre el Bautismo (Rom.6:1-14):
- Muertos al pecado, es el testimonio público que da el creyente al ser sumergido en el agua (v.3-10)
- Sepultados para el mundo, es el testimonio público de que está sepultado, que ya no vive para el mundo (v.4-5)
- Vive para Dios, al ser levantado del agua, testifica que vive para Dios, que los miembros de su cuerpo serán instrumentos de justicia en Dios (v.10-13)
Elección, de todos los pecadores, Dios eligió al creyente para salvación, por medio de su Gracia en su Hijo Jesucristo. El mismo Señor Jesús dijo a sus discípulos: “Vosotros no me elegisteis a mí, sino que yo os lo elegí a vosotros” (Juan 15:16)
El cristiano tiene que aferrase como un fundamento en su vida, crecer, perfeccionando su relación con Dios; entonces dice las Escrituras: “No caeréis jamás”.
v.5-8. Los recursos de Dios que contribuirán a enriquecer nuestra relación con Dios:
- Virtud, el creyente debe mostrar disposición de hacer siempre lo que es correcto; el apóstol Pablo dice: “Todo lo que es de buen nombre (De buena reputación), en esto pensad” (Filp.4:8). No es fácil, más cuando está involucrada la familia o los amigos; muchos de ellos se sentirán ofendidos y traicionados al hacer lo correcto.
- Conocimiento, Conocer la voluntad de Dios para tener una buena dirección y discernimiento de lo bueno y de lo malo. Pensemos en el rey David y en su paje de hombres que le acompañaban arriesgando sus vidas. David tuvo en sus manos dos veces la vida de Saúl, sin embargo no alargó su mano contra el ungido de Jehová, refiriéndose al Saúl elegido por Dios como rey de Israel. Esto incomodó y puso en peligro la amistad de su paje de hombres y que inconformes lo podían abandonar. Pero David, conociendo la voluntad de Dios, hizo lo correcto (1Samuel 26:8-25).
- Dominio Propio, es tener la voluntad de no ceder al mal, es la decisión propia que debe tomar cada cristiano en el momento oportuno.
Como se enlaza las dos primeras virtudes con esta última, volviendo al caso del rey David con su paje de hombres, en donde uno de ellos, Abisai, motivó a David matar a Saúl, sin embargo él no lo hizo, pudo contener sus sentimientos y derechos, pues Saúl no le daba descanso en perseguirlo para matarlo, y tenía la razón de matar a su enemigo y el derecho a poder sobrevivir; pero se contuvo y pudo más su temor a Dios (1Sam.26:8).
- Paciencia, Capacidad de sufrir la adversidad por la causa de Cristo. El apóstol Pablo, decía: “Yo estoy dispuesto no solo a ser atado, más aún a morir por el nombre del Señor Jesús” (Hech.21:13). Y al joven pastor Timoteo, le dice: “Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo” (2Tim.2:3).
- Piedad, estar en la disposición de ayudar a otros, de perdonar la ofensa. Cuando los discípulos escucharon a Jesús hablar del perdón, ellos le preguntaron: ¿Cuántas veces hay que perdonar? Jesús les dijo que siempre debe haber disposición para hacerlo (Mat.18:21-22).
- Afecto Fraternal, aprender a convivir con los demás, es estar en paz con todos. Olvídese de decir que su sangre choca contra la del otro o que le cae mal su prójimo, el cristiano que ha experimentado el amor de Dios en su vida, puede aprender a convivir y a tolerar a los demás, como él espera de ellos: “Todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos” (Mat.7:12).
- Amor, es desear lo bueno a tu prójimo. El apóstol Pablo cuando habla del amor, dice: “No busca lo suyo, no se goza de la injusticia, no tiene envidia, el amor nunca deja de ser” (1Cor.13:4-8).
Conclusión:
Todos deseamos que nos vaya bien en nuestra relación con Dios, gustar de la plenitud de Cristo, entonces, seamos diligentes en añadir a nuestra fe en nuestro Señor Jesucristo, estas virtudes, para no caer sino que vencer y sobreponernos a todos los obstáculos que se nos presenten.