Introducción:
Jefté es de las personas en que las circunstancias hicieron de él una vida de vandalismo (v.3). Esto empezó en su hogar, por la irresponsabilidad de su padre y luego los prejuicios de sus medios hermanos, lo enviaron a la calle a perderse en la vagancia.
Las circunstancias adversas motivaron nuestras vidas a abandonarnos a la maldad y el pecado. Sin embargo, en Jesucristo hemos encontrado el camino correcto; Jesús es la esperanza para el perdido.
Cuerpo:
v.1-3. Una acción injusta contra Jefté. No dice que fue echado de la casa por alguna conducta mala o que fuese hostil a sus hermanos, como fue el caso de Ismael contra Isaac. La Biblia nos da testimonio de Jefté, diciéndonos: “Era esforzado y valiente” (v.1). Sino que fue por los prejuicios de sus medios hermanos contra él. En cuanto a su padre y su madrasta, no hubo nada por lidiar la situación y pudiese recibir alguna heredad; más que propiedades, la paz del joven entre sus hermanos.
v.3. Una vida sin futuro. El verso dice que Jefté huyó, esto nos hace ver que sufría la hostilidad de parte de sus hermanos, era asediado hasta lograr que no soportara y pudiese alejarse de ellos.
Prácticamente fue puesto en la calle a llevar una vida ociosa, un bueno para nada. Muchos jóvenes están sufriendo ese problema social y lo más fácil para ellos ha sido abandonarse al vicio y a la vagancia juntándose con otros. No debemos olvidar que una de las funciones del matrimonio, de un hogar, es ser la base de la sociedad. Cuando la familia se rompe, la sociedad sufre las consecuencias. Por eso la importancia de dar a conocer a Cristo en los jóvenes, que puedan en él, encontrar el camino de una restauración en sus vidas y puedan integrarse en la sociedad y ser parte de ella, para contribuir al progreso. Como está escrito: “Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno” (1Jn.2:14).
v.5-11. Un libertador de su pueblo. Si leemos detenidamente estos versos, veremos que Jefté fue rescatado por Dios, de tal manera, que su vida pasada de vagancia, no era en nada parecida a la actual situación en que fue llamado para liberar a su pueblo; era una nueva persona, irreconocido del Jefté que era antes; no solo mostró fe en Dios, sino sabiduría para enfrentar al enemigo al tratar de mediar primero, para evitar un enfrentamiento que derramaría mucha sangre. Claramente dice la escritura que: “El Espíritu de Jehová vino sobre Jefté” (v.29).
Que importante es que el joven conozca a Cristo y pueda recibir de él restauración en su vida y sobre todo, la salvación.
En segundo lugar, la importancia de los padres de instruir en el camino de Dios a sus hijos, para que vengan a ser útiles en la sociedad y para los propósitos de Dios, como está escrito:
“Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él” (Prov.22:6).
“Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos” (Mat.19:14).